Una relación tóxica es aquella relación en la que una de las dos partes, pese a amar (o algo parecido) a la otra persona, le hace daño de forma constante, debido al desarrollo de ciertas dinámicas peligrosas, las cuales rozan o pueden llegar a traspasar la línea del maltrato psicológico.
Lo peor es que, en muchas ocasiones, la persona que está inmersa en esa relación no es consciente de que está viviendo abusos por parte de su pareja. Es muy habitual que la víctima acabe normalizando las actitudes tóxicas de su pareja, incluso cuando los amigos y familiares de la víctima le advierten de que lo que está tolerando no es normal.
Señales que indican que estas en una relación tóxica:
No le gusta que estés con tus amigos.
Controla tus gastos.
Investiga tus redes sociales e intenta revisar tu móvil.
Te planifica la vida sin pedirte opinión.
Exige compensaciones inmediatas por los favores que te hace.
Te da a entender (en ocasiones con absoluta claridad) que sin él/ella no serías nada.
Te reprende o cuestiona cuando estáis con familiares o amigos y das tu opinión sobre un tema.
Utiliza el chantaje emocional frecuentemente.
Es extremadamente celoso, hasta el punto de prohibirte compartir tiempo con personas del sexo opuesto.
Trata de influir en tu forma de vestir.
Trata de hacer de menos tus virtudes.
Minimiza e ignora los problemas que le expones.
Minimiza e ignora los intereses o ambiciones que muestras.
Cuando hay una discusión, siempre tienes que ceder tú, porque, de lo contrario, puede pasar días enteros sin dirigirte la palabra.
Te culpa a ti de los problemas que tiene en su vida laboral.
Te recuerda constantemente los fallos que has cometido en el pasado.
Se enfada cuando le cuentas tus problemas a tus amigos o familiares (especialmente si son relacionados con él).
Debido al punto anterior, es probable que ya no le cuentes tus problemas a nadie.
Evitas tratar ciertos temas con él porque sabes que no va a reaccionar positivamente.
Te exige y te trata de malas maneras con frecuencia.
Toma decisiones que van a afectaros a ambos sin pedir tu opinión y, a veces, sin avisarte.
Tienes relaciones sexuales con él, aunque no tengas ganas, para satisfacerle o evitar que se enfade.
Te hace chantaje (o, directamente, te exige) para llevar a cabo prácticas sexuales que no te gustan.
Te compara con parejas anteriores en el plano sexual y te recrimina tu comportamiento.
Es probable que la relación que has tenido te haya ido robando poco a poco las fuerzas y la dignidad, hasta el punto de sentir que lo necesitas para cualquier cosa. Pero es importante que recuerdes que tienes familiares y amigos pueden ayudarte a empoderarte y, además, pueden ayudarte a valorar si realmente tu pareja es tóxica o no, escúchales.
Una vez que te sientas preparado, puedes sentarte a hablar tranquilamente con tu pareja. No lo dejes pasar para evitar enfrentamientos, pues de lo contrario sólo tú serás el perjudicado. Recuerda hablar con respeto y la mayor tranquilidad posible.
De ser necesario termina la relación, en la mayoría de ocasiones, no es posible cambiar la forma de actuar del otro en la relación, y la única solución es ponerle fin, ya que no te vas a sentir mejor ni va a cambiar nada sólo por esperar a que esto suceda.
Es importante señalar es que absolutamente todos podemos tener comportamientos tóxicos, seguramente, hayas podido verte reflejado en alguno de los puntos anteriores. Sin embargo, cuando bastantes puntos de los anteriores se repiten con frecuencia (o cuando alguno de ellos es muy intenso), sí debemos empezar a preocuparnos y trabajar en ello.
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